Todas las familia tienen sus propios recursos para ayudar a sus miembros ante el sufrimiento o la enfermedad, ya sea este físico o psicológico. A su manera tratan de ayudar para que se solucionen los problemas o se afronten las circunstancias duras, desagradables o adversas. Sin embargo, a veces la familia se puede bloquear ante el sufrimiento de sus miembros, y es en ese momento cuando se requiere la ayuda profesional de un terapeuta de familia, que mediante el uso de diferentes técnicas específicas ayude a desbloquear o activar los recursos existentes en la familia o a generar otro nuevos.
La familia, desde el punto de vista de la sociología y la psicología, es el contexto vital por excelencia en el que, si las relaciones son positivas y saludables, se provee a las personas desde su nacimiento de:
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Protección: un afecto incondicional, que da seguridad al individuo sin protegerle en exceso.
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Seguridad: un cuidado afectivo atento, adecuado a las cambiantes necesidades de seguridad y autonomía a lo largo de la vida del individuo.
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Límites: una disciplina consistente y coherente, sin caer en el autoritarismo ni en la negligencia, ayudando al individuo a respetar ciertos límites y normas y a controlar su conducta.
Por otro lado, las familias pasan por diferentes etapas del ciclo vital, que son de manera consecutiva:
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La formación de la pareja.
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El nacimiento de los hijos.
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La crianza de los hijos pequeños.
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La crianza de los hijos adolescentes.
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La independencia de los hijos.
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El nido vacío.
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La jubilación.
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La ancianidad.
A veces la transición de una etapa a otra, y en función de las situaciones sociales de cada familia, puede estar marcada por discusiones, enfrentamientos, sentimientos de soledad o insatisfacción, malestar físico o psíquico, etc., que dificultan a la familia la superación de cada etapa y una evolución que proporcione a todos sus miembros un nivel adecuado de satisfacción, bloqueando, entre otras, las funciones básicas de protección, seguridad y límites.
Por otro lado, la dinámica negativa, no saludable, no adecuada, etc., de los vínculos y relaciones en el seno de la familia pueden estar en la base del malestar psicológico, el sufrimiento o la insatisfacción vital de muchas personas. El contexto familiar puede ser beneficioso para el desarrollo de un individuo o puede ser un factor predisponente, desencadenante y/o mantenedor de los problemas psicológicos o relacionales que manifiesta un miembro de una familia o la propia familia en sí.
Los terapeutas de familia ayudan a desbloquear las funciones básicas y a que la familia transite por las etapas del ciclo vital de la manera más sana posible, sin que se produzcan o minimizando el sufrimiento emocional y los comportamientos psicopatológicos o disfuncionales individuales y familiares.
Las técnicas terapéuticas específicas de la terapia de familia mejoran e inciden en el cambio de:
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Los procesos: las interacciones concretas entre los miembros de la familia en diferentes momentos y circunstancias.
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Las estructuras: funciones de los subsistemas o subgrupos en las familias: subsistema parental, fraternal, paterno-filial, etc., y la relación entre esas estructuras.
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Las visiones del mundo: percepciones, actitudes, valores, etc., compartidos por el grupo familiar y que constituye el núcleo ideológico que no todos los miembros comparten de igual forma, pero que sin embargo tiene gran fuerza de cohesión e identidad entre sus miembros, tanto en los acuerdos como en los desacuerdos.